El obispo recuerda que "la vida humana tiene carácter inviolable" y estamos ante una "gran batalla cultural entre la vida y la muerte"
Rafael Miner Madrid La Gaceta 15-4-13
El obispo de Alcalá de Henares y presidente de la subcomisión Episcopal de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Reig Plá, hizo el sábado un llamamiento a un "gran cambio cultural" para que "triunfe en España el respeto incondicional a la vida naciente, y el aprecio, cuidado y cariño por los ancianos, los enfermos terminales, los empobrecidos y todos los que sufren".
Esa batalla debe pasar, a su juicio, por "la bandera de la mujer", porque el pensamiento marxista pretende aplicar la lucha de clases a la familia, reiterando que "la mujer está sometida al patrón varón".
Una gran respuesta a este argumento es "el genio de la feminidad", dijo, frente a "una sexualidad humana separada de la procreación, del matrimonio, del amor", y una ideología de género que pretende "destruir las bases que hacen posible la persona, de construir la antropología humana para suprimir la diferenciación sexual entre varón y mujer", defendiendo, por ejemplo, que "la sexualidad es una opción cultural". El prelado se preguntó "¿qué está pasando en Occidente cuando asistimos a la decadencia de la conciencia de la dignidad de la persona humana en todas sus fases, cuando al mal lo llamamos bien?".
"Afirmar el derecho al aborto o lo que se denomina muerte digna es dinamitar los pilares del Estado de Derecho", señaló el obispo responsable de la pastoral de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, "porque la vida humana tiene carácter inviolable".
Entre las primeras, Reig denunció que "las amenazas a la vida humana están programadas de manera científica y sistemática" en el marco de una "guerra de los más poderosos contra los débiles: niños que no nacen, madres abocadas a abortar, ancianos debilitados o enfermos, etc.", bajo una corriente cultural que podría denominarse "lógica de la eficiencia", es decir, "tratan de reducir la población mundial". Pero, "como subraya el Papa Francisco, estos son los más pobres, y la Iglesia ha de estar al lado de los más pobres".