Magaly Llaguno fue la "responsable" de que en España esté el
Proyecto Raquel,
Speimater, su venida a España y su breve encuentro con María José Mansilla fue decisivo para que fraguaran las inquietudes que dieron lugar a estos proyectos. Por circunstancias personales yo no la conocí cuando vino a España... fue María José quien tomó el relevo y ¡de qué manera! Gracias Magaly. No sé qué escribir en estos momentos.
Pido oraciones por ella, según nos enseña la Iglesia, aunque convencida de que no las necesita y prefiero que sea ella la que nos diga algo en vez de poner una biografía, porque las palabras cuando están al servicio a nuestro Creador son Vida.
Un mensaje para todos los que defendemos la vida
Magaly Llaguno,
Directora Ejecutiva de VHI
Durante mi tiempo de oración y meditación una mañana, Dios trajo a mi mente enseñanzas que todos los cristianos conocemos, pero de las cuales a veces nos olvidamos. La lectura de la Liturgia de las Horas ese día era del Salmo 8: "Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el ser humano para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por las aguas. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!"
¡Qué maravillosa creación de Dios es el ser humano! Todos debemos reconocer este hecho y valorar a toda persona, nacida o por nacer. Los que somos cristianos sabemos muy bien que no debemos matar o maltratar a nadie. Y no sólo físicamente, sino tampoco de palabra. Es decir, no insultar, criticar, herir o menospreciar a nadie ni dañar su reputación. Y aquellos que trabajamos en defensa de la vida de todo ser humano, debemos cuidarnos mucho más de caer en estos pecados, porque tenemos que ser un ejemplo ante el mundo de lo que predicamos: el amor al prójimo. En las primeras etapas de la Iglesia, los cristianos eran identificados por el amor que se tenían. Del mismo modo debe el mundo poder identificar a los que defendemos la vida.