Fue en el año 2000 que Carlos César y Elisabete, de la cuidad de Franca - Brasil, conocieron la historia de Gianna Beretta Molla. Ellos estaban casados y tenían tres hijos. Cuando Bete se quedó embarazada por cuarta vez la bolsa se rompió en la 16ª semana y ella tuvo que ser internada. Los médicos dijeron que el bebé no sobreviviría y que ella debería abortar. El feto era inviable y la madre corría riesgo de muerte.
Bete, como católica, se vio ante una difícil elección: su vida estaba en riesgo por un bebé al que los médicos no daban ninguna esperanza. ¿Pero… abortar? Los cristianos no abortan. Pero, ¿cómo vivir la fe cuando se tiene tres niños pequeños en casa? ¿Qué madre elige morir y dejar tres niños pequeños?
Gianna Beretta Molla, la madre que da la vida por el hijo
Una médica mandó a Bete firmar los documentos que autorizaban el aborto.
Confusa, sin saber qué hacer, Bete pidió al marido que le trajera un sacerdote al hospital.
Isabel, una amiga de Bete que estaba junto a ella, salió en ese momento de la habitación para rezar por ella; y mientras rezaba, vio al obispo de su diócesis, Don Diógenes da Silva Mattes.
Isabel lo llamó e inmediatamente el Obispo fue a ver a Bete. Ante la situación, él pidió la intercesión de la Beata Gianna Beretta Molla: “Beata Gianna, usted ha tenido un milagro para ser una beata. Le está faltando un milagro para ser santa. Salva a esta madre, salva a este bebé.”
Monseñor Diógenes le preguntó a Bete si ella estaba dispuesta a hacer lo mismo que la Beata Gianna había hecho, Bete dijo que sí, pero ¿quién cuidaría a sus tres hijos pequeños?
El obispo respondió que era el momento de Gianna hacer el milagro para su canonización, y aún bromeó al rezar: “¡Beata Gianna, no pierda esa oportunidad! ¡Esa oportunidad es muy buena!”
El obispo entregó a Bete un libro con la historia de Gianna, y a partir de ahí el obispo y la familia de Bete comenzaron a rezar para que la beata intercediera ante Dios por ella y su bebé.
Bete tuvo fe y pidió a la doctora que esperara otra noche. Al día siguiente, por la mañana, fue a hacer el ultrasonido esperando el milagro. Pero la médica dijo que ella corría aún más riesgos y comenzó a luchar para que Bete aceptase el aborto.
En el mismo día, la hija de Bete telefoneó e imploró a la madre para que no muriera. Bete cuenta que ese fue el momento más difícil. Ella estaba ante una elección que no podía hacer; entonces decidió confiar en Dios.
La médica, viendo que Bete no cedía al aborto, dijo “su fe me molesta” y mandó a la madre que se fuese a su casa. La doctora todavía dijo que cuando el bebé muriera, Bete debía correr a un hospital.
El milagro de la vida y la canonización de Santa Gianna Beretta Molla
Bete pasó los tres meses siguientes en casa y una cesárea fue marcada para el 31 de mayo. Los médicos decían que el bebé moriría inmediatamente después del parto. En caso de que naciese viva, tendría una vida vegetativa, con graves secuelas.
Pero contrariando la medicina, la niña nació... y ¡era perfecta!
El caso llegó al Vaticano y, en 2004, el Papa Juan Pablo II canonizó a Gianna Beretta Molla, reconociéndola como ejemplo de madre y modelo de santidad.
Hoy la niña Gianna María, hija de Elisabete y César, tiene 17 años, es una joven normal, feliz y, evidentemente, devota de Santa Gianna Beretta Molla.
Vea la historia en el vídeo de abajo:
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