Artículo publicado en la edición número 71 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España. - JAVIER LOZANO
La Agenda 2030 no es una opción, sino ya más bien una obligación impuesta por gobiernos nacionales y otros organismos internacionales que está llegando hasta el último rincón de la sociedad. “Soy profesor y el curso pasado comencé a ver en todos los libros de texto la Agenda 2030. Hasta en los de Matemáticas y Religión Católica aparece como una línea transversal de trabajo para los niños”, admite Eduardo Granados, quien constató cómo una religión secular está tomando el control de la sociedad eliminando el sistema moral que durante siglos había ordenado el mundo.
Esta experiencia le llevó a preguntarse qué tienen que ofrecer hoy los cristianos ante esta encrucijada, y si la única alternativa pasa por resignarse a aceptar esta agenda anticristiana e ideologizada. Su respuesta ha sido dar la batalla presentando la Agenda 2033, la cual plasma en el libro Agenda 2033: nueva y eterna (Didaskalos, 2023) donde renombra y modifica cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para darles la trascendencia de la que carecen.
Se trata, por tanto, de presentar la Agenda de Cristo y no la del mundo. “En la génesis de la idea ha estado mi estupefacción ante la omnipresencia de la Agenda 2030 y partiendo de esta realidad reconducirla para que tenga a Cristo por cabeza, presentando esta agenda ‘siempre antigua y siempre nueva’, la Agenda con mayúsculas”, cuenta a Misión.
En 2033 se cumplirán 2.000 años de la Resurrección de Jesucristo y del nacimiento de su Santa Iglesia
Edificar sobre roca
2033 es un año que tiene un potente simbolismo y su elección no es casual. Granados explica que “en 2030 celebramos los 2.000 años del Bautismo del Señor, su aparición pública. Es el momento en que presentó su Agenda: las Bienaventuranzas y el Sermón de la Montaña. Pero después Jesús comenzó un camino hacia la plenitud de su misión. En la Pascua del año 33 Jesucristo se nos dio Él mismo en la Eucaristía, en la Cruz y en la Resurrección. Es también el año cero de la Iglesia, nacida del costado abierto de Cristo”. Y de todo ello en 2033 se cumplirán dos milenios.
A partir de ahí, el autor propone renovar aquel camino que realizaron los discípulos desde el año 30 en el que conocieron a Jesús y llegar hasta el año 33, donde le acogieron en su plenitud. Esta es la agenda que el mundo necesita que se instaure. “Ojalá 2033 se convierta en nuestra referencia, en un gran año santo de la Redención, un gran jubileo de la Iglesia”, agrega.
Objetivo: la santidad
Todos los objetivos que propone Granados se resumen en realidad en uno solo: “Que descubriendo la categoría del Amor que nos sostiene, nos decidamos a sostener a otros, a transformarnos en Amor, a ser santos”. Esta será la roca firme para edificar la sociedad.
Para ello, Granados hace un camino inverso al de los ideólogos de la Agenda 2030 y despoja a los 17 puntos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de su mundanidad, añadiendo todo lo que le falta para así presentar “una catequesis de toda la fe de la Iglesia” que sea un “canto a la grandeza de la Redención, de la Iglesia y de la Creación Nueva en Cristo”. Así, por ejemplo, donde se habla de “igualdad de género”, la Agenda 2033 habla de la “comunión entre el hombre y la mujer”, a quienes Dios creó en su diferencia y complementariedad. O de “verdad en el amor”, “unidad en la diferencia”, “amor eterno”, “trabajo divinizante” o “bien común”, términos todos ellos ajenos al nuevo lenguaje del mundo.
El 2033 comienza ya
El gran reto pasa por lograr salir de la “intrascendencia” de los objetivos materiales para entrar en los objetivos que parten de la interioridad del ser humano. De conseguirlo se producirá una onda expansiva que se notará en el trabajo, en las relaciones humanas, en la cultura, en el arte y también en la política, lugar desde el que ahora se impone una Agenda diametralmente opuesta a la altísima dignidad del ser humano.
Las agendas podrán ir y venir, crecer o desaparecer, pero Granados recuerda que la Agenda de Jesús “es la misma hoy que hace 2.000 años, y que Él vino para quedarse para siempre”. La actualidad de la agenda del cristiano es que no es necesario mirar al mañana. “El cumplimiento de la 2033 comienza en cada corazón. A diferencia de otras agendas que creen que la revolución nace y crece fuera del hombre, el cristianismo propone como punto de partida la acogida personal del Amor de Cristo. Lo grande de esta Agenda es que puede empezar a cumplirse en 2024 si aquí y ahora acojo en mi vida la grandeza del amor de Cristo, que me amó y se entregó por mí”, concluye.
¿Por qué reescribir la Agenda 2030?
La Agenda 2030 tiene un fuerte componente anticristiano, a pesar de que haya instituciones de la Iglesia que intenten adherirse a ella, según explicaba Higinio Marín a Misión (edición n.º 67), para “no quedarse fuera del foro público o no automarginarse”, lo cual definía como una “necedad” por su parte. La ideología de género, el aborto, el control de la población o el ataque a la familia son elementos presentes en esta agenda disfrazados de eufemismos y palabras con teóricas buenas intenciones. Los promotores de esta Agenda no esconden que ha llegado el momento de poner fin a la civilización judeocristiana. “En la Agenda 2030 hay una aspiración a un globalismo ético que conforme un nuevo momento civilizatorio. Hay una intención de establecer un nuevo orden mundial que deje fuera a muchas instituciones, en particular a las que tienen un cuño cristiano”, añadía Marín.
3 ejes de la Agenda 2033
Para Eduardo Granados, autor de Agenda 2033, nueva y eterna, los tres primeros puntos son los más importantes y los que marcan el eje de la Agenda 2033: Encarnación, Eucaristía y Misterio Pascual. Sólo a partir de ahí se entiende el resto: conversión, familia, matrimonio, fecundidad, sacramentos…
1. Amar al pobre. El primer punto de la Agenda 2030 es el “Fin de la pobreza”. Granados lo ha transformado en “Amar al pobre”. “Con toda la intención comienzo con la palabra ‘amor’, que ningún punto de la 2030 menciona. La Encarnación nos habla de un movimiento de salvación del pobre por medio del amor misericordioso”, recalca.
2. Hambre infinita. El segundo objetivo de la 2030 es “Hambre cero”, que en la Agenda 2033 tiene por título “Hambre infinita”, fijando así –afirma Granados– “la Eucaristía como alimento de Vida Eterna”. No se trata de espiritualizar el problema del hambre, sino de darle trascendencia, buscando respuestas profundas en la Eucaristía.
3. Dolor salvífico y bien-amar. El “bienestar y desarrollo económico” de la Agenda 2030 consiste aquí en la “grandeza y el escándalo de un ‘malestar’ que salva. Granados presenta en este punto “la cruz y la resurrección del Señor como un dolor que salva y un amor capaz de redimir”.
Artículo publicado en la edición número 71 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.