Amado Padre Celestial, Vencedor y Todopoderoso; en tus manos encomiendo mi corazón, mi alma y mi vida. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos; te imploro, escuches en este momento mi oración porque solo en ti confío.
Primeramente, oh Rey de gloria,
Espíritu Santo; sea para ti toda honra,
te alabo y glorifico tu santo nombre.
Porque eres bueno,
y para siempre es tu
amor y también tu bondad.
En esta hora, Dios mío,