Ayudar a bien morir

Este año, hace unos meses, murió mi madre, tras dos años de una enfermedad muy difícil. Una médico de la familia que trata casos similares, nos dijo que había sido uno de los dos o tres casos más duros que había visto en su carrera. Mi madre lo llevó admirablemente, apoyada en Dios, aunque eso no le ahorró la dureza de la enfermedad ni los momentos de bajo ánimo. Afortunadamente, tuvimos una cuidadora magnífica que hacía más de lo que era su obligación.

Con esto, tuve contacto con los profesionales, médicos y enfermeras, que atienden a las personas en cuidados paliativos. En todo momento, nuestra preocupación y la suya fue atender, aliviar, acompañar... Profesionales con sabiduría médica nos dieron una buena clave: atender a las necesidades de cada día, planteándose los problemas según fueran surgiendo: las curas, los analgésicos, la nutrición, la sedación... La enfermedad cansa, agota, y más una enfermedad así, pero eso no quita dignidad a las personas, todo lo contrario, a mi madre la hizo mejor.

Del contacto con esos profesionales sanitarios, tengo mucho bueno que resaltar. Luchan en la batalla más dura de la Medicina, pero creo que también es una de las más bonitas y positivas, porque aportan muchísimo al paciente y a su familia. Valoran cada poco tiempo el dolor, ajustan el tratamiento, revisan la nutrición e hidratación, la adecuan a cada fase y posibilidad, hablan, asesoran, comparten opiniones sobre cuidados, y entre todos evitamos el encarnizamiento terapéutico inútil... Afortunadamente, pudimos lidiar con la enfermedad en casa, con mucho esfuerzo. No puedo imaginar cómo lo pasarán en los casos en que no puedan pagarse un cuidador y tampoco tengan disponible un centro de paliativos en el que ingresar al paciente. Ni cómo pueden enfrentarse a esto los enfermos que estén solos. Ahí se necesita un gran avance, no creo que haya muchas áreas de la sanidad donde una pequeña inversión sea tan necesaria y beneficiosa.

Meses después de todo esto, me encuentro con que un político pone sobre la mesa la eutanasia. Estoy seguro de que no seré capaz de transmitir qué fuera de juego me parece esa propuesta. Cientos de sanitarios se dejan la piel cada día buscando lo mejor para su paciente, y de repente viene alguien con una "solución" totalmente ideológica, alejada de la realidad, ofensiva y dañina.

En fin, las soluciones a los problemas humanos son bastante más complejas que una receta ideologizada, que parece más destinada a ganar la enésima batallita ideológica y ponerse otra medalla de progresía. No es que no sea oportuno, que haya otras cosas antes o que tenga graves inconvenientes de aplicación: es que matar al paciente no es solución.

Se proponen también ofrecer la eutanasia a los grandes inválidos. Sería una barbaridad animar a alguien a tirarse de la cornisa, pero por lo visto ponerle una inyección a un tetraplégico, lo ven bien. ¿Por qué? ¿Les estamos diciendo que su vida no es válida? No me extraña, con la cosificación de la persona a la que estamos llegando. En cambio, hay personas que se dejan el pellejo, muchas de ellas otros tetraplégicos, que han pasado por eso, para que los que ahora acaban de sufrir ese trauma puedan aceptar su estado y vivir una vida plena, humana. No les ayuda nada que la sociedad les dé este mensaje: "mejor mátate". Psicológicamente, cualquier persona es un estado de debilidad así, pasa por fases muy duras antes de llegar a la aceptación; la tentación de la eutanasia es un mensaje inhumano, que no ayuda nada.

También es muy difícil cuidar a un familiar terminal, y más con el ritmo de vida que llevamos. Es evidente que la eutanasia ejercerá una presión sobre los enfermos, como si su obligación fuera quitarse de enmedio y "dejar vivir" al resto; sin molestar, sin hacer gasto al sistema. Es algo inhumano, indigno de las personas, de las familias. Abre escenarios terriblemente penosos para todos, que nos llevan por un camino totalmente equivocado.

En vez de políticos que nos lleven por mal camino y nos faciliten ser cada vez peores y más insolidarios, llevando una vida más y más artificiosa e impersonal, necesitamos políticos que nos ayuden con soluciones verdaderamente positivas, las que evidentemente hacen falta: facilitar ayudas y cuidados a quien no los tiene, promocionar los cuidados paliativos para todos, y ante todo, que respeten y escuchen a las personas, a sus familias y a los profesionales que las cuidan, que merecen algo mucho mejor que soluciones estúpidas e ideologizadas. Claro, que dudo mucho que quienes proponen estas falsas soluciones, impersonales y simplistas, tengan la altura de miras suficiente para darse cuenta del mal que hacen. Hasta creerán que van a salvar a los pacientes con eso... No tienen tiempo para pensar ni ver mucho más. Espero que la gente corriente, que tantas veces actúa de forma heroica en su día a día cuando llega la dificultad de verdad, se lo haga ver.

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