Alza la voz por quienes no tienen voz (Prov 31,8)

Manifiesto y oración de Spei Mater de Cádiz y Ceuta, en la concentración y Rosario por la vida y la familia, con motivo del doloroso 33 aniversario de la ley del aborto en España (promulgada el 5 de Julio de 1985), el 8º aniversario de la reforma y ampliación de la misma (fue en 2010, también un 5 de Julio), y celebrando el 50 aniversario de la encíclica "Humanae Vitae" (publicada el 25 de Julio de 1968), del beato Pablo VI que será canonizado en unos meses.

Sábado 14 de Julio de 2018, Plaza de San Antonio (Cádiz).

 

 Próximamente, en la festividad de Santiago, patrón de España, celebramos 50 años de la Humanae Vitae, en la que aquel papa santo, con gran visión de futuro y sensibilidad social, rogó encarecidamente a todo el Pueblo de Dios que mantuviera la integridad del acto sexual, en su realidad esponsal, procreadora. El acto sexual, a veces tan devaluado, es expresión de la entrega total e imperecedera de los esposos, en cuerpo y alma, y es donde Dios ha puesto el inicio de cada nueva vida humana. Mantener esta unidad natural entre unión sexual y procreación, en su sentido real y ancestral, supone sostener la unión de los matrimonios y familias, reconocer el valor elevado de la sexualidad entre el hombre y la mujer, acoger y amar toda vida humana desde su inicio hasta su fin natural, respetar a la mujer y al hombre como personas en toda su integridad corporal y espiritual, y reconocer en su complementariedad, su vocación al amor y su llamada a ser fecundos, la base de la familia, esencial para la sociedad. Esta sabiduría que hoy parece tan olvidada, salvo en algunos grupos sociales, es el tesoro que hoy los cristianos, desde la Iglesia, somos capaces de proponer a los jóvenes: un tesoro, una sabiduría que libera y abre horizontes para una vida auténtica que merece la pena vivir, en familia, pese a las dificultades que nunca faltan.

Alzamos nuestra voz por quienes no tienen voz para decir que hoy, como cada día desde hace demasiados años, han sido abortados en España 258 niños, y eso sin contar los ya concebidos que no llegan a implantarse en el seno materno por la píldora del día siguiente, por el DIU o por otros anticonceptivos como la píldora común, y sin contar a los cientos de miles de embriones congelados o malbaratados para la fecundación in vitro. Hoy, como cada día desde hace demasiado años, 258 madres han sufrido el trauma de un aborto, y 258 padres han participado en ello o no han podido decir nada. Eso sucede en la cloacas de nuestro bonito país y de muchos países del mundo, y se sigue extendiendo con el poder del dinero y de la mentira. 258 abortos diarios, entre 25 y 75 millones de abortos anuales en el mundo, suponen una inmensa siembra de dolor y de frustración, que debemos atajar. La alternativa es la esperanza, la vida, la verdadera solidaridad, el amor que Cristo vino a traer a la tierra y que nos entregó derramando hasta la última gota de su bendita Sangre.

Un día, la cordura volverá y el aborto volverá a ser visto como lo terrible que es. Como un día, tras mucho trabajo de minorías sensibilizadas ante un mundo indiferente, la esclavitud se terminó y ahora la vemos como la barbaridad que fue. Hace pocos años, parecía que para ir con el progreso había que defender la prostitución, como si fuese un trabajo más; sin embargo, hoy, muchos se han ido dando cuenta de que la prostitución no dignifica, y más bien supone el abuso de individuos y de mafias hacia personas, mujeres en su mayoría, que merecen algo mucho mejor que ser tratadas como objetos. Hace poco, también los vientres de alquiler eran saludados por algunos como un nuevo progreso; hoy día, muchas personas con sensibilidad social se han  dado cuenta de que es una nueva modalidad terrible e inhumana de utilización de la mujer pobre y de su cuerpo, y una comercialziación de bebés como productos con control de calidad.

 Nos enfrentamos hoy a otras dos nuevas amenazas antihumanas: una ideología de género, delirante y totalitaria, que pretende extender e imponer la absurda idea de que hay tantos sexos como nuestra imaginación pueda concebir, y que los niños y adolescentes tienen que experimentar y elegir el suyo. Se han firmado leyes, por unanimidad entre todos los grandes partidos, que pretenden imponer esta locura en los colegios, en los medios de comunicación y en las empresas. Pretenden -y ya han empezado a hacerlo- castigar por homófobos a quienes no estamos de acuerdo con ellos, o al que pretenda educar a sus hijos e hijas para que se desarrollen naturalmente como hombres y mujeres, con igual dignidad y llamados a complementarse con sus parejas para tener hijos y formar familias. Somos los padres los únicos legitimados para educar en la afectividad y sexualidad a nuestros hijos. Con todo respeto y aprecio por las personas que tienen inclinaciones homosexuales, elevamos nuestra voz libre contra esa ideología de género totalitaria y perversa que tiene sus días contados, pues es contraria a la realidad de la naturaleza humana.

Alzamos también nuestra voz contra el proyecto de ley de eutanasia. Mientras miles de profesionales, médicos y enfermeras, y también cuidadores y familiares, se dejan la piel por atender a los enfermeos terminales, la falsa solución ideologizada de la eutanasia está completamente fuera de juego. Necesitamos políticos que sirvan al pueblo poniendo sobre la mesa soluciones eficaces, como la extensión y promoción de los cuidados paliativos, no ofreciendo muerte, Nuestros enfermos terminales y ancianos no se merecen que les presionemos para que se quiten de enmedio y no molesten ni sean gravosos. Y quienes han sufrido un grave accidente y están empezando ell duro camino de aceptar una nueva vida con muchas limitaciones, pero humana y valiosa, necesitan todo nuestro ánimo, reconocimiento y apoyo, y que les digamos: "¡tu vida es infinitamente valiosa y merece la pena, queremos a ayudarte a vivir!"

Puede que los políticos de hoy no nos escuchen, ni tampoco los grandes potentados que están financiando la extensión internacional del aborto y la ideología de género, pues todo esto viene impuesto desde arriba hacia abajo, con mucho dinero y poder detrás. Pero Dios, que es infinitamente más poderoso, sí nos escucha, Hoy plantamos esta cruz en el suelo de la ciudad, como signo de las raíces cristianas de este pueblo

Padre Eterno, por intercesión de María Inmaculada, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, ¡envía el fuego de tu Epíritu Santo y renueva la faz de esta tierra! Haz nuevos los corazones y renueva en nosotros el soplo de la vida, esta vida que empezamos de la mano de un padre y una madre que se quieren y nos quieren, de verdad y para siempre, pese a todas las dificultades y debilidades. 

Que así sea.

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