Encontrar a Dios a través del hijo

Para que las mujeres no tengan que pasar por el sufrimiento de un aborto, existe Proyecto Ángel, de ayuda a la mujer embarazada. Habla de él doña Marian Marco, que hace unas semanas se hizo cargo de su primer caso como consejera: una joven embarazada con dificultades económicas serias. Proyecto Ángel le ofrece ayuda a través de Cáritas y, si fuera necesario, también asistencia psicológica. Pero el papel de Marian, y lo que distingue a esta iniciativa, es el acompañamiento espiritual. 

Una voluntaria de Proyecto Ángel, con una joven.

En un principio, ella se había preparado para Proyecto Raquel. Pero su propio embarazo desaconsejaba que tratara a una mujer con síndrome post-aborto. Su marido, con el que siempre ha compartido el interés por la pastoral de la vida, estaba por aquel entonces traduciendo los manuales de Proyecto Ángel. «Me gustó -explica- porque es mucho más completo que nada de lo que había visto antes», cuando desde el COF de su parroquia colaboraba con entidades provida. «Se trata de acompañar a esa mujer para que, a través del embarazo, se encuentre con Dios y quede integrada en una parroquia». Además de la riqueza que supone el encuentro con Dios, la parroquia ofrece una continuidad en el acompañamiento, que puede tener carácter preventivo. Muchas mujeres con embarazos imprevistos -explica Marian- son o serán reincidentes, y un entorno favorable «ayuda a mejorar su situación también de cara al futuro».
 
Pero hablarle sólo de Dios «no valdría. Hay que ayudarla humanamente». El consejero tiene también una labor de formación afectiva, puesto que «el problema de un aborto o de un embarazo imprevisto empieza mucho antes. Muchas llegan con relaciones afectivas que no están bien llevadas. Incluso ellas mismas no saben quererse bien». Marian, por ejemplo, ha notado que su chica «busca mucho que la escuches. Habla y se escribe con sus amigos por el móvil, pero lo que quiere conmigo es simplemente sentarnos a hablar y desahogarse».
 
Este enfoque de la ayuda a la embarazada «como un apostolado a largo plazo es novedoso. Es necesario que se vaya conociendo e implantando. Mi chica llamó al Proyecto porque vio un cartel en la parroquia, pero allí no supieron orientarla». Otro reto es saber en qué tipo de grupos parroquiales pueden incorporarse las madres, pues la oferta pastoral para adultos se reduce, casi siempre, sólo a las familias.

María Martínez López