Al observar las tasas anuales de aborto por cada 1000 mujeres en edad fértil en España, por Comunidades Autónomas (CCAA), llama poderosamente la atención la elevada variabilidad entre CCAA. Tanto, que unas CCAA presnetan una tasa que duplica a la de otras. Las CCAA con menor tasa son Extremadura, La Rioja y Castilla-León. Las que tienen una tasa más elevada son Madrid, Baleares, Asturias y Cataluña.
Si buscamos un patrón, uno que resalta rápidamente es el porcentaje de población rural (% de población de la Comunidad que vive en municipios de menos de 10.000 habitantes). En la siguiente tabla vemos las CCAA ordenadas según su porcentaje de población rural en 2018 (datos INE) y con la tasa de abortos al lado.
Si representamos la población rural frente a la tasa de aborto, obtenemos una correlación bastante clara (ver la gráfica de abajo). A mayor porcentaje de población rural, menos abortos.
La relación no sólo es clara, sino muy relevante. Tanto, que un aumento del 50% en la población rural supone una reducción de la tasa de aborto a la mitad: a mayor población rual, muchos menos abortos.
La ruralidad no es un solo factor, sino un conjunto de factores, En el éxodo rural, la emigración masiva supuso un desarraigo de la familia de origen, de las costumbres y de las tradiciones culturales, religiosas, etc. Existen otros factores como las diferencias en el entorno social, la privacidad, etc. La distancia a los centros de aborto podría ser otro factor, pero hoy día los abortos son solicitados mayoritariamente en los Centros de Salud públicos, igualmente accesibles en el medio rural, y la mayoría de los municipios con más de 10.000 habitantes tampoco cuentan con centros de aborto y sus habitantes precisan desplazamiento.
Con estos datos es difícil conocer cuáles son las causas concretas de esta observación, pero parece claro que el medio rural supone una protección del no nacido y de su madre frente al aborto provocado.
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