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uchos padres y madres que han caído en la tentación de abortar y los que han sufrido el aborto espontáneo de sus hijos, aún pueden hacer algo por ellos. También la Iglesia, que es madre, confía a los niños muertos sin Bautismo a la misericordia del Padre. Aunque estos niños no tienen que purificar las culpas de sus pecados personales, sí que puede la Iglesia encomendarles a Dios y consolar a sus padres, como se hace en la exequias de niños.